Creo que anda usted dándole los últimos toques a Juan Pablo II, a la escultura de Juan Pablo II.
Efectivamente. Estamos en la fase más importante que es hacer el modelo antes de pasarlo a bronce.
Pues puede pasar algo insólito: tener una escultura del Papa polaco y no tener permiso para colocarla…
Es casi seguro que sea así. Como escultor he tratado de mantenerme al margen de esa polémica pero como ciudadano tengo mi opinión.
¿Y como periodista puedo saberla?
Pienso que Juan Pablo II debe tener un monumento en Sevilla al igual que otros personajes deberían tenerla.
Pero a Torrijos no se le ve muy entusiasmado con la idea ¿verdad?
Parece que no hay mucho entusiasmo municipal por la cuestión. Siempre hemos percibido en este asunto un sonoro silencio.
Si en vez del Papa fuera una bandeja de mariscos lo mismo le encontraban sitio hasta en el carril bici…
(Risas). A lo mejor. Aquí está claro que trasciende y pesa el fondo ideológico de Juan Pablo II que no solo fue decisivo en la Iglesia de su tiempo; también lo fue para la historia en Europa.
¿Cree que no habrá lugar para esa estatua hasta que no haya cambio de Gobierno municipal?
Es mucho más que probable. Insisto, nunca el Ayuntamiento ha mostrado ningún tipo de interés por este proyecto. Ha guardado siempre silencio. No creo que vayan a autorizarlo nunca.
Porque Monteseirín no está por apretar y solucionar la cosa ¿no?
No lo sé. No se si es por posición personal o por presión política de algún tipo. La verdad es que no lo sé.
A lo mejor si fuera una medalla a una virgen popular lo mismo apretaba ¿verdad?
Las medallas y las coronas se han puesto muy baratas en Sevilla.
¿Cuándo finalizará la estatua de Juan Pablo II?
Lo más probable que de aquí a fin de año empecemos los procesos de fundición.
¿Y ese día no habrá acto íntimo de cabales en su taller?
(Risas) Puede… lo que tiene previsto la Comisión es hacer una exposición en la plaza de San Francisco del proceso escultórico Así como de la figura de Juan Pablo II en sus dos visitas a Sevilla. Se presentaría en sociedad la escultura, posiblemente en la sede de Cajasol.
Dicen que vivimos otro siglo de oro de la imaginería en Sevilla. Que nunca hubo tantos imagineros como ahora…
En el sentido de la cantidad es seguro. En el de la calidad tengo mis dudas.
Dígame tres nombres notables de imagineros sin contarse usted.
Luis Álvarez Duarte, Navarro Arteaga y Darío Fernández Parra.
S
i le pregunto por los tres mejores tallistas de mariquitas pérez estoy seguro que no me dice ni pío…
(Risas) No, no. No le voy a decir ni pío. Pero serían más de tres.
Es evidente que si hay tantos imagineros es porque existe mucha demanda de imágenes y menos de otro tipo de trabajos…
Incluso viviendo tiempos de crisis los talleres de los imagineros siguen teniendo trabajo. Algo que no ocurre con los orfebres, por ejemplo.
Es que aquí hasta en los bares hay virgencitas con sus mantos y sus canesús. ¿Le parece friquismo capillita?
Eso es fruto de un ambiente que domina la ciudad y ocupa el terreno de lo que está fuera de contexto. La verdad es que tiene su gracia ver en un escaparate de mantas y cobertores una virgen. Al menos a mí me hace gracia.
¿
Le gusta la restauración? ¿Nunca ha estado tentado a restaurar obras de envergadura?
Me encanta. La restauración, entenderla, es fundamental en el aprendizaje del imaginero, te ayuda a conservar y a entender los procesos que pueden llegar a deteriorar tu propia obra.
Hoy por hoy parece que el Instituto Andaluz del Patrimonio se lleva todas las medallas cuando hablamos de restauración…
Efectivamente. Además con sentido y lógica. Hay muy buenos restauradores en ese Instituto y debemos de estar orgullosos de tenerlo aquí en Sevilla.
Y eso que dicen que la restauración del Cristo de los Servitas lo ha hecho un racista: lo han dejado blanco ario ¿no?
(Risas) Cuando una restauración consiste en un proceso complejo de limpieza lo lógico es que se produzca un cambio cromático que hay que entender y asumir. También debemos asumir que el que no sea experto no lo entienda.
Full article
